16 de noviembre de 2010

Anastasia Romanov - Lo que ocurrió de verdad



Todos hemos oído hablar de Anastasia Romanov, la joven princesa rusa cuya familia murió durante los inicios de la Revolución Rusa a manos de los bolcheviques. Seguro que muchos de vosotros, al igual que yo, vísteis la peli de 1998 "Anastasia" de la Fox, donde se narraba su posible historia, tomando como referencia la leyenda de su supervivencia durante todo el siglo XX.



En esta película, Anastasia habría conseguido escapar de palacio la fatídica noche gracias a un criado. Debido a todos los sucesos traumáticos, la niña de 8 años perdía la memoria para, 10 años después, recién salida del orfanato buscara alguna relación entre su pasado oscuro y el medallón que lleva al cuello: "Juntas en París". Coincidiendo en San Petersburgo con Dimitri y Vladimir, antiguo criado uno y miembro de la corte el otro, se embarca en un viaje a París para probar suerte diciendo ser Anastasia ante la emperatriz Marie, madre de Nicolás II y, por tanto, abuela de Anastasia, para así quedarse con la sustanciosa recompensa que la anciana mujer ha puesto para quien encuentre a su nieta. Obviamente, Anya (que es así como se llama así misma) recuerda que sí que es Anastasia y así se reúne con su amada abuela (ella le había dado ese colgante de peque).







Pero encontramos muchas diferencias con la historia real; por ejemplo, Anastasia tenía unos 17 años en el momento de su desaparición (no 8) ni su familia fue asesinada tan de pronto como ocurre en la película y, además, se llevaban a las mil maravillas con Rasputín (las 4 niñas y su madre, llegando incluso a rumores de índole sexual entre él y la zarina).



HISTORIA
Anastasia Nikoláyevna Románov nació un 18 de junio de 1901, siendo la última hija del zar Nicolás II y de su esposa Alejandra Fiódorovna, de origen alemán. Por delante de ella, en su orden, estaban las grandes duquesas Olga, Tatiana María y, por debajo de ella, el único hijo de la pareja, Alexis Nikoláyevich Románov, zarévich de Rusia.




Familia Románov: Anastasia es la de la derecha del todo
En febrero de 1917, estalló la revolución rusa. Nicolás II tuvo que abdicar y su familia y él quedaron bajo arresto domiciliario en el Palacio de Alejandro, en Tsárskoye Seló, pero dada la cercanía de las fuerzas bolcheviques Aleksandr Kérensky, del gobierno provisional, desplazó a la familia hasta Tobolsk, en Siberia. Una vez los bolcheviques se hicieron con el control de la mayor parte de Rusia, Anastasia y su familia fueron trasladados a la Casa Ipátiev, en Ekaterimburgo.



Allí, en 1918, una noche la familia fue ordenada a bajar al sótano con la excusa de que iban a ser retratados en una fotografía. Pero una vez allí, se les anunció que el zar Nicolás había sido sentenciado a morir fusilado. Pero no sólo él, sino que todos ellos, fueron tiroteados. Nicolás II murió al instante por un tiro en la cabeza, mientras que el resto de su familia tuvo una muerte más lenta y mucho más horrible. Sobre todo, los bolcheviques les volvieron a disparar a quemarropa, consiguiendo alcanzar los 103 disparos en total. Aún así, algunas versiones distintas sostienen que fueron rematadas a bayonetazos (en el caso de Anastasia) o con golpes en la cabeza, mientras que la zarina Alejandra y la duquesa Olga murieron de un tiro en el cráneo.


Los cuerpos fueron llevados al bosque, se cavó una fosa y los arrojaron allí para, a continuación, rociarlos con ácido sulfúrico y prenderles fuego, para evitar que fueran localizados y considerados mártires.





NACE LA LEYENDA
Durante muchos años después, hasta una decena de mujeres afirmaban ser Anastasia, que había conseguido salvarse de la masacre. La más famosa de ellas se llamaba Anna Anderson, que fue encontrada a punto de suicidarse en el puente del río Spree en Berlín (Alemania), dos años después de la masacre. Fue internada sin identificar en una institución para enfermos mentales, donde dos años después aseguró ser la Gran Duquesa Anastasia, que había sido declarada muerta en Ekaterimburgo. No se llegó saber con seguridad, ya que algunos de los parientes de los Románov opinaban que sí que podía ser ella al conocer detalles que sólo la verdadera Anastasia conocía, mientras que otros opinaban lo contrario. Empezó así un juicio larguísimo, que acabó en 1970 con el siguiente veredicto: Anna Anderson no tiene suficientes pruebas para demostrar que es verdaderamente Anastasia, pero tampoco podemos dar por cierta la muerte de la joven.
Anna falleció en 1984 por neumonía y fue incinerada.
En 1991 se encuentra la famosa fosa donde fueron arrojados los cadáveres de la familia. Gracias a las numerosas pruebas, llegaron a la conclusión de que efectivamente aquellos eran los cuerpos de Nicolás, Alejandra, Olga, Tatiana y María pero ¿y Anastasia y Alexei?. Así que en 1994 se les hace análisis a un pañuelo de Anna y a un mechón de su cabello cedido por su marido. Los resultados de los análisis son concluyentes: Anna no era Anastasia. Se descubrió que su auténtica identidad era Franziska Schanzkowska, nacida en Pomerania (Polonia) el 16 de diciembre de 1896 y desaparecida en marzo de 1920 cuando perdió la memoria trabajando en una fábrica de Berlín. Al encontrarla cerca de un puente de aquella ciudad, asumió los relatos de Anastasia que su marido le había contado como si fuera de su propia vida. Explicaba que el soldado que la rescató y después se había casado con ella era el soldado Chaikovski que habría estado presente en la matanza de los Románov.
En el año 1997 la familia entera fue canonizada y sus restos descansan en la Catedral de San Pedro y San Pablo de San Petersburgo, desde 1998.


FINAL
Finalmente, en 2007 se halló una segunda fosa a unos 60 metros de distancia de donde se halló la primera. Ésta contenía, además de cascos de botellas de ácido sulfúrico, uñas, restos de una caja de madera y balas de varios calibres, unos diminutos trocitos de hueso que, según los primeros análisis, pertenecían a dos fémures de individuos distintos: un varón de entre 10 y 13 años y una mujer de entre 18 y 23 años. Dos años después, en 2009, después de numerosas pruebas de ADN mitocondrial, se establecía que ambos individuos estaban emparentados con los Románov, siendo identificados como Anastasia y Alexei Románov.

Así que ni cuento de hadas ni nada, la vida de Anastasia Romanov terminó aquella noche del 17 de julio de 1918.

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