10 de abril de 2011

Visiones campestres 09/04/2011


A falta de cámara, os dejo con una foto del año pasado de uno de los Mochuelos Comunes.





Aquí vengo con una nueva entrada de "Visiones campestres" ya que Krower y yo somos unos super aventureros y curiosos del mundo animal. La pega, que esta vez no llevábamos cámara y ni siquiera unos tristes prismáticos y decir que por eso, nos perdimos alguna visión interesante, teniendo que tirar de nuestra mejor vista mientras mentalmente envidiábamos a los halcones y su agudísima visión.
Inaugurando esta categoría del blog (se me acaba de ocurrir que dadas las veces que paseamos por el campo, alejándonos de la ruidosa urbe, son bastantes numerosas qué menos que elevar el listón de estas entradas), haré un breve resumen de nuestra aventura de hoy: Primeramente decir que no os aconsejo pasear por el campo en esta época, pues en vuestra vida no vais a ver (y casi tragar) tanta Típula y mosquito como ahora mismo. Y esque estaba a tope; donde quiera que pisaras o miraras, veías un montón de estos dípteros tan repelentes y de todos los tamaños. Ya llegaban momentos en que era paranoico, sobre todo porque en varias ocasiones se nos han estampado en plena cara o posado en algún sitio, sobre todo a Krower. Y creerme, por mucho que te gusten los animales y por muy inofensivos que sean (las Típulas lo son) no te hace ninguna gracia que se te tiren a la faz...

Aquí y allá algún Estornino, viendo en una ocasión a un macho intentando cortejar a una hembra, sin éxito.

Todo ello porque íbamos a comprobar el árbol que sospechamos que se trata de un posadero de una gran rapaz
como ya informé en la anterior entrada de Visiones Campestres, por si teníamos suerte de verla o, al menos, comprobar que seguía pasándose por allí; ¿cómo? mirando si había restos de animales que la delataran. Pero ha sido decepcionante el ver que habían arado la tierra, de modo que cualquier posible resto ha podido acabar en vete tú a saber dónde.

Lo bueno es que, llegando al árbol, se posaron en el tendido eléctrico nada más y nada menos que una pareja de Cernícalos Vulgares; nos acercamos lo que nos dejaron, puesto que uno de ellos se echó a volar, seguido de cerca por su pareja hasta el cableado de teléfonos al otro lado del árbol. Decidimos dejarlos tranquilos y nos volvimos tras examinar el árbol.

Ha sido entonces cuando han vuelto a volar y en direcciones opuestas, y hemos sido testigos cuando uno de ellos se ha cernido en el aire, una característica única de estas rapaces. Aterrizó pero no vimos si tuvo éxito, puesto que algo más grande captó nuestra atención.

Éste iba a ser el punto fuerte de la tarde: un ave de una envergadura realmente grande que se encontraba posada en el suelo, a lo lejos. No podíamos distinguirla bien, pero por su tamaño Krower aventuró a decir que se trataba de un águila. Ya picados, decidimos acercarnos más. El ave en cuestión volaba pero sin levantarse apenas del suelo, posándose en algunos matorrales. Algo más cerca, me pareció que había algo que no encajaba y decidí agacharme para ver si quedaba recortada su silueta sobre fondo claro, para ver mejor su forma, y vaya que si la distinguí: era una Garza Real.

Ignoramos a un par de Perdices macho que estaban enzarzadas en una pelea y seguimos avananzando, sabiendo que la Garza echaría a volar en cualquier momento. Su silueta y colores inequívocos ya eran claros para nosotros, pero efectivamente se fue volando. Pero fue algo realmente gratificante y el que mereciera la pena la cantidad de Típulas que soportamos en el intento por averiguar qué ave era esa gigante.

Por último y tras conseguir que un caballo (yegua más bien) se acercara a nosotros tras la verja, decidimos ir a ver si había noticias de nuestra encantadora pareja de Mochuelos Comunes. Y, efectivamente, uno de ellos se encontraba en el árbol cercano a la celosía donde hace un año vimos que anidaban. En cuanto nos vio voló a un poste cercano, siendo de lo más cómico que un Avión la tomara con él, revoloteando a su alrededor intentando echar al pequeño intruso, aunque a éste parecía importarle una mierda. No pasamos más allá debido a las grandes nubes de mosquitos que estábamos viendo por lo que ya nos volvimos a casa. Volveremos cuando no haya tanto puñetero mosquito dando el coñazo.

Puntos positivos: que tenemos material para este verano con los Mochuelos y el ver por tercera vez en mi vida a una Garza no tiene precio, a la par que a la parejita de Cernícalos.

Puntos negativos: salió a la luz mi lado histérico (del cual me avergüenzo) por tanta Típula kamikaze.

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