Hace mucho tiempecito que vine hablando de uno de los juegos más cucos y monísimos que he podido jugar (al menos para mí) y es que, desde enero, llevo jugando a su continuación prácticamente a diario desde el móvil. Estoy hablando de Plants vs Zombies 2, ese en el que sufres una invasión zombie en tu casa y tienes que sobrevivir curiosamente a base de plantar plantitas y no de machacar masas encefálicas putrefactas con el objeto contundente de turno como hachas o motosierras, mis favoritos en otros juegos que no vienen al caso.
Sin embargo, a pesar de que lo achuchable sigue ahí para mi gusto Plants vs Zombies 2 no ha seguido una trayectoria del todo satisfactoria para mí al convertirse en un free to play, supongo que con leer estas palabras la mayoría sabrá por donde van los tiros.